Cr�nicas del gato viajero

Una novela ir�nica y conmovedora que gracias a la ocurrente mirada de su narrador, un gato, nos reconcilia con la vida. Un gato, es un gato, es un gato... dir�a una sabia mujer, pero Nana no es un gato cualquiera. Tiene el pelo blanco y la cola en forma de siete, le gustan los filetes de cerdo empanados y los platos a base de pollo y salm�n, tiene las u�as afiladas, la mirada atenta... pero hay m�s: Nana entiende el lenguaje de los humanos y tiene opiniones muy suyas a prop�sito de la vida.Naci� en la calle y estaba acostumbrado a dormir encima del cap� de una furgoneta plateada, hasta que un buen d�a un hombre delgado y alto se le acerc� sonriendo, y desde entonces fueron inseparables. Satoru y Nana vivieron juntos durante cinco a�os, pero ahora ha llegado el momento de separarse y de buscar un nuevo due�o para �l. Empieza el viaje, y Nana ver� por primera vez el mar y los campos sembrados de hierba alta, vivir� en primera persona las emociones m�s hondas de los humanos, el dolor de la p�rdida, y al final este gato callejero ser� tambi�n un gato muy nuestro gracias a la ternura y al sentido del humor de Hiro Arikawa. �Un gato es un aut�ntico lujo... La chispa de sus ojos te recuerda todo lo que esconde el amigo que tienes al lado, ese animalito que ma�lla de placer cuando lo acaricias.� Doris LessingLa cr�tica ha dicho... �Este libro destaca dentro del mundo de la literatura gatuna -un mundo que vale la pena explorar, creedme-. Arikawa examina la lealtad y la naturaleza de la pertenencia, c�mo algunas personas acaban correspondiendo a los animales, y viceversa. A cuerpo de gato cede a la emoci�n sin caer en el sentimentalismo y, como los propios gatos, camina con dignidad.� Stephanie Zacharek, Time �Una lectura deliciosa.� Financial Times�Prep�rate para que esta peculiar historia te estremezca el coraz�n.� Sunday Mirror �Un libro sobre la bondad, el amor y c�mo los detalles m�s peque�os a menudo nos dan la felicidad m�s profunda.� Stylist �La mayor virtud de A cuerpo de gato es que permite que los lectores experimenten una felicidad indirecta y les enganche porque est� repleto de joyitas de l�gica felina. [...] Dudo que muchos lectores, por muy c�nicos y duros que sean, logren acabarlo sin soltar una l�grima. Pero �sab�is qu� , a veces, una buena llorera fruto de esa mezcla de alegr�a y tristeza es justo lo que nos recetar�a el m�dico.� Ilana Masad, NPR