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🧭 Presencia, pertenencia y conexión (o cómo ser el hogar emocional que necesitan)

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En todas las familias hay días en los que sentimos que sólo estamos apagando fuegos: el desayuno que se alarga, la pelea por las pantallas, los “no quiero” que se repiten mil veces… y una pregunta silenciosa que a veces se cuela entre nuestros pensamientos: ¿Estoy haciéndolo bien?


Entre las responsabilidades, prisas y cansancio, no siempre es fácil “estar” como queremos. A veces estamos físicamente, pero no emocionalmente disponibles. Y sin darnos cuenta, vamos funcionando en modo automático, con el piloto encendido… pero con el corazón en pausa sin darnos ni cuenta.


En Disciplina Positiva contamos con tres palabras clave que nos devuelven el rumbo cuando nos perdemos: presencia, pertenencia y conexión.



🌿 Estar presente no es solo estar cerca


Estar presente significa en realidad mirar de verdad, escuchar sin estar pensando ya en la respuesta, frenar el impulso de corregir o controlar. Es sintonizar con el momento emocional de tu peque, incluso si ese momento no es fácil.


🧠Desde la neurociencia sabemos que el cerebro infantil se regula a través del contacto con un cerebro adulto regulado. Es lo que se llama coregulación. Cuando tú bajas tu tono de voz, respiras, estás disponible sin juzgar, tu cerebro envía una señal de seguridad al suyo. Literalmente, tu calma calma. Esto no significa que tengas que tener todas las respuestas, sino que tu sola presencia puede ser un ancla emocional.


Y aquí es donde entra la presencia:

🔹 A veces basta con sentarse a su lado en silencio mientras llora.

🔹 Decir: “Estoy aquí si me necesitas”, incluso si no quieren contacto físico.

🔹 Ofrecer un abrazo si lo permite.

🔹 Nombrar lo que siente: “Veo que estás enfadado porque querías quedarte más tiempo”.


Estos gestos activan el sistema nervioso parasimpático, el encargado de calmar y restaurar. Y, poco a poco, el niño aprende que las emociones intensas no son peligrosas, porque hay alguien que le acompaña sin intentar cambiarle ni huir.


En un mundo hiperestimulado, con prisas, pantallas y exigencias, regalar presencia consciente es un acto radical de amor. No se trata de hacer grandes cosas, sino de estar con intención. A veces, eso ya lo cambia todo.



🧩 El sentido de pertenencia: “soy importante, tengo un lugar”


La pertenencia es una necesidad humana tan básica como el alimento o el descanso. Alfred Adler, cuya filosofía inspira la Disciplina Positiva, decía que todo ser humano necesita sentirse importante y parte de un grupo para desarrollarse de forma saludable.


Para los niños y niñas, esto significa sentir:

🧡 “Tengo un lugar aquí.”

🧡 “Soy valioso tal como soy, no solo cuando me porto bien.”


Cuando un peque no se siente parte de su familia, su aula o su grupo de iguales, no lo dice con palabras. Lo expresa con comportamientos: desobediencia, desinterés, peleas, actitudes retadoras o aparentemente “llamativas”. Y en realidad, muchas veces lo que está preguntando con cada gesto es: “¿Importo aquí? ¿Me ves? ¿Hay espacio para mí aunque hoy esté molesto, cansado o confundido?”


🧠 A nivel cerebral, la falta de pertenencia activa el sistema de defensa del cuerpo. El niño puede pasar a un estado de lucha (rabietas, gritos), huida (aislamiento, desinterés) o incluso congelación (apatía, desmotivación). La conexión y la validación restauran el equilibrio, y devuelven al niño la sensación de estar seguro y aceptado.


Algunos gestos que cultivan pertenencia cada día:

✨Incluirles en las rutinas familiares (“¿Quieres ayudarme a poner la mesa?”).

✨Dejar que tomen pequeñas decisiones (“¿Prefieres lavarte los dientes antes o después del cuento?”).

✨Nombrar su valor sin condicionar (“Me encanta tenerte conmigo, gracias por ser tú”).

✨Reconocer los esfuerzos más allá del resultado (“Has puesto mucho empeño en hacer ese dibujo, ¡qué dedicación!”).

✨Validar la emoción sin intentar cambiarla (“Parece que hoy estás triste, está bien sentirse así a veces”).


Educar desde la pertenencia no significa evitar los límites. Significa que los niños no tienen que portarse “bien” para merecer amor, mirada y respeto. Lo merecen por el simple hecho de estar aquí, de ser parte. Y cuando sienten eso profundamente, ya no necesitan “ganarse” el amor con conductas extremas. Empiezan a relajarse, a cooperar más, a expresarse mejor. Porque saben que su lugar está asegurado.



🫶 Conexión antes que corrección


Los niños y niñas aprenden mejor cuando se sienten conectados, no cuando se sienten avergonzados, amenazados o rechazados. El vínculo es lo que abre la puerta a la cooperación, a la reparación, a la escucha real. Sin vínculo, solo hay lucha de poder o sumisión. Con vínculo, hay un espacio donde pueden desarrollarse la responsabilidad, la empatía y la autoestima.


🧠 Desde el enfoque del apego seguro y la teoría polivagal, sabemos que el ser humano solo puede aprender, pensar con claridad y autorregularse cuando se siente seguro emocionalmente. Y esa seguridad nace del vínculo con el adulto: una mirada que acoge, un cuerpo disponible, una actitud empática y firme a la vez.


Es así de sencillo (y así de desafiante):

📣 ¿Quieres que escuche? Conecta.

🙌 ¿Quieres que coopere? Conecta.

🧹 ¿Quieres que repare un daño? Conecta.


Conectar no es ceder. No es decir “sí” a todo ni evitar los límites. Es decir: “Aquí estoy contigo, incluso cuando no me gusta lo que haces.”

Es crear un puente desde el que sí pueden crecer los límites, el aprendizaje, el respeto mutuo y la reparación. Porque cuando un peque se siente emocionalmente acompañado, puede abrirse a entender el impacto de sus acciones, responsabilizarse de sus errores y buscar soluciones. No desde el miedo, sino desde el vínculo.


👣 Ejemplos simples de conexión antes de corregir:

  • En vez de: “¡Deja de pegar a tu hermano ya!”, prueba con: “Veo que estás muy enfadado. Vamos a buscar otra forma de decirlo sin hacer daño.”

  • En vez de: “Otra vez lo mismo, nunca me haces caso”, intenta: “Sé que te cuesta recoger cuando estás cansado. ¿Lo hacemos juntos?”

  • En vez de castigar el mal comportamiento, conecta con lo que hay debajo: ¿Qué necesita tu peque para sentirse mejor consigo mismo y con los demás?



💛 Para ti, que también necesitas presencia


Estar presente para los demás empieza por algo tan sencillo (y tan difícil al mismo tiempo) como escucharte a ti misma.


🌙 ¿Cómo estás hoy, pero de verdad?

🌬️ ¿Respiraste hondo en algún momento del día?

🫖 ¿Tuviste un ratito, aunque sea pequeño, solo para ti?

🥣 ¿Comiste sentada, con pausa, sin correr?


No eres una máquina de paciencia. No eres una fuente inagotable de contención emocional. Eres una persona humana, con días buenos, con cansancio, con sueños, con su propia historia.


Y para poder ofrecer un refugio seguro a tu peque, tú también necesitas tener uno. Un espacio —interno o externo— donde puedas soltar, respirar, sentirte sostenida. A veces será un café caliente en silencio. O pedir ayuda sin culpa. O dejar algo para mañana. O simplemente no hacerlo perfecto.


Si hoy no lograste estar como querías, si hubo gritos, impaciencia o desconexión... no te castigues. Lo que enseña de verdad no es la perfección, es la reparación. Pedir perdón también educa. Reconocer lo difícil también educa. Y volver a intentarlo… eso educa más que nada.


Tu peque no necesita que lo hagas todo bien. Te necesita presente cuando puedas, sincera cuando no, amorosa contigo misma siempre.


🌷 Mañana es otra oportunidad. Y tú también estás creciendo. A tu ritmo. Como puedes. Y eso es más que suficiente.



💬 ¿Cómo conectas tú con tus peques?


¿Qué te ayuda a mantener la presencia cuando todo se desordena?¿Has notado qué cambia en tu peque cuando se siente realmente visto o vista? Te leemos en comentarios. 🌻

 
 
 

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