top of page
Buscar

😤 Frustración (o cuando todo se tuerce y queremos gritar)

ree


Ya sabrás por experiencia que hay días (o semanas enteras) en los que parece que nada sale como esperábamos. Los planes se caen, tus peques no cooperan, estamos cansadas, y sentimos cómo la frustración sube como una ola que nos arrastra. Y sí, a veces levantamos la voz o gritamos. A veces respondemos mal. A veces queremos salir corriendo.


La frustración es esa emoción tan incómoda que aparece cuando algo que queremos o esperamos no sucede, cuando algo no fluye, cuando las cosas se resisten. Y es totalmente humana, natural… y educativa. Para peques y también para personas adultas.


En verano, con los ritmos cambiados, el calor, la sobreexposición familiar y la falta de espacios personales, la frustración aparece más a menudo y con más intensidad.

Y aquí es donde la Disciplina Positiva nos ofrece una guía o brújula.



🧠 La frustración no es el problema, es el aviso


La frustración no es mala ni debemos evitarla. Es una señal del cuerpo que nos está diciendo que algo no está funcionando, que hay una expectativa no cumplida, una necesidad no atendida. En el caso de la infancia, puede ser tan simple (y tan importante) como hambre, sueño o deseo de atención. En nuestro caso, suele ser sobrecarga, cansancio, sensación de falta de control o soledad emocional.


Y hay algo clave que a veces olvidamos como adultas: el cerebro infantil aún no tiene desarrolladas las habilidades para regular la frustración.

El área encargada de gestionar las emociones intensas, autocontrolar los propios impulsos y pensar con lógica se llama corteza prefrontal, y está en pleno desarrollo hasta bien entrada la adolescencia. Por eso, cuando un niño se frustra, reacciona desde la propia emoción pura, no desde la razón.


Es como si su cerebro dijera: “Esto es demasiado para mí, necesito ayuda externa para calmarme!”. Y esa ayuda somos nosotros y nosotras: con nuestra presencia, con palabras que validan, con límites firmes y con calma (aunque a veces nos cueste muchísimo encontrarla).


No necesitamos apagar la frustración. Evitarle a tu peque que atraviese o experimente las emociones (tristeza o ira por ejemplo) que suelen ir ligadas a la frustración no les hace ningún favor, precisamente. Necesitamos escucharla, sostenerla, y enseñar con el ejemplo cómo se atraviesa. Una y otra vez, con paciencia, con humanidad… y con mucho amor.



🌿 Algunas claves para cuando la frustración te visita (a ti o a tus peques):


Bájale el volumen al juicio. No es “un niño insoportable” ni “una madre histérica”. Es una emoción demasiado grande en un cuerpo demasiado pequeño. O en un cuerpo adulto, que se encuentra totalmente desbordado.


Pon nombre y da permiso. "Estoy frustrada", "Veo que te sientes frustrado". Solo con eso, validando la situación, ya baja la intensidad emocional. Dar lenguaje es dar poder.


Respira. Literalmente. Una exhalación lenta, un parpadeo consciente. Algo físico que te traiga al presente. No lo soluciona todo, pero da espacio. Conecta con la presencia.


No necesitas reaccionar ya. Puedes decir: “Ahora mismo necesito un momento, luego hablamos de esto”. Pausar también es educar. Recuerda que somos modelos que imitan.


Después, conecta. Tras la tormenta, viene el aprendizaje. Cuando vuelva la calma, puedes decir: “Estabas muy frustrado porque querías seguir jugando. ¿Qué podemos hacer la próxima vez?”. Es ahí donde se construyen herramientas reales.



🪞 Una nota para ti, que acompañas (también en medio de la frustración)


Tu peque no tiene aún un cerebro maduro que le permita gestionar todas las emociones que siente. Y aquí entras tú. No para tener todas las respuestas, ni para hacerlo perfecto. Estás ahí para ser esa calma prestada cuando su tempestad es demasiado.

No siempre lo lograrás. Porque tú también eres humana. Tienes emociones, cansancio, historia, heridas, responsabilidades. Pero aún así, cada vez que decides respirar en lugar de gritar, acompañar en lugar de controlar, estás modelando algo enorme.


Acompañar la frustración de otra persona (sobre todo si es pequeñita) no es fácil ni natural. Requiere trabajo interno, práctica, paciencia… y mucha compasión hacia ti misma/o.

Así que si hoy te frustraste tú, si no pudiste más, si respondiste con ese tono que luego pesa: no estás sola, no estás solo. Puedes reparar. Puedes pedir perdón. Puedes explicarle lo que te pasó y cómo estás intentando hacerlo distinto. Eso también es educar. Eso es lo que más nos enseña en la infancia.

La próxima vez que tu peque se frustre, recuerda: no te necesita perfecta. Te necesita presente. Recuerda que tú también necesitas cuidado, espacio, apoyo y permiso para aprender de tu propia frustración.



💬 ¿Cómo se vive la frustración en tu casa últimamente?


¿Tienes alguna herramienta que te ayude a gestionarla? ¿O sientes que estás justo en medio de una etapa en la que todo frustra a todos y sientes una cuesta arriba infinita? Te leemos en comentarios. 💛

 
 
 

Comentarios


Rúa Angel Llanos, 14

Coia, 36209 Vigo, Pontevedra

886 30 98 56

  • instagram-new (1)
  • twitterx--v2

Horario

Lunes a Viernes:

10:00 a 14:00

y 15:30 a 19:30

Sábado:

Cuentacuentos gratuito al aire libre | 11:30

Firma-logos-MAIV-2025-24-25-blanco.png

© 2025 Creado por el Programa de Empleo MAIV Garantía Xuvenil 2024

bottom of page