Los errores como oportunidades de aprendizaje 🌷
- Mi Rincón Favorito
- 29 sept
- 2 Min. de lectura

En la crianza solemos tener la tentación algunas veces de evitar que los niños y niñas se equivoquen: adelantarnos a lo que podría salir mal, corregir rápido, dar soluciones antes de tiempo. Queremos que sufran lo menos posible, como es lógico. Aunque la Disciplina Positiva nos recuerda algo esencial: los errores no son fracasos, son parte natural del aprendizaje.
🧠 Qué pasa en el cerebro cuando se equivocan
El cerebro infantil está en pleno desarrollo, sobre todo la corteza prefrontal —la parte encargada de planificar, anticipar y regular impulsos—. Eso significa que equivocarse es inevitable: se olvidan de recoger sus cosas, derraman el vaso de agua, hacen una suma mal, se enfadan y pegan un portazo.
Cada error activa conexiones neuronales que, acompañadas con calma y orientación, se transforman en un aprendizaje real. Cuando les castigamos o humillamos, lo que se graba en su sistema es el miedo. Cuando les acompañamos con respeto, lo que se graba es confianza y responsabilidad.
🌱 La mirada de la Disciplina Positiva
Jane Nelsen, creadora de la teoría de Disciplina Positiva, lo resume con esta idea:
“Los errores son maravillosas oportunidades para aprender”.
Esto significa que:
No necesitamos sobreproteger ni evitar cada error.
Tampoco necesitamos castigar ni avergonzar por equivocarse.
Lo que sí necesitamos es enseñar a reparar, reflexionar y buscar soluciones en familia.
De esta forma, el error deja de ser algo que resta y que evitamos, y pasa a ser una experiencia que suma en autoestima, empatía y responsabilidad.
✨ Ideas prácticas para acompañar los errores
🔸Nombrar sin juicio: en vez de “eres un desastre, siempre tiras todo”, probar con: “el vaso se cayó y el agua se derramó por el suelo”.
🔸Involucrar en la solución: “¿Quieres traer un trapo para secarlo?” → responsabilidad compartida y sin culpa.
🔸Separar conducta de identidad: no es lo mismo “hiciste un ruido muy fuerte al entrar, me asusté” que “eres muy bruto, qué susto me diste”.
🔸Alentar el esfuerzo: “Te equivocaste, y seguiste intentándolo. Eso es muy valioso.”
🔸Modelar con tu propio ejemplo: cuando como persona adulta reconoces “me equivoqué, lo haré diferente la próxima vez”, enseñas más que con un sermón.
🌷 Y para ti, que acompañas
Como personas adultas que cuidamos, a menudo nos exigimos la perfección: no gritar nunca, tener paciencia infinita, hacerlo todo bien a la primera. Pero igual que tus peques, tú también aprendes equivocándote.
Cada vez que eliges reparar en lugar de castigarte, también estás modelando resiliencia.
Porque al final, equivocarse no rompe el vínculo con tu peque. Equivocarse —y volver, reparar, aprender— es lo que lo fortalece.
✨ Un recordatorio suave
Educar no es evitar los errores o castigarlos, es aceptarlos como naturales del ser humano, transformar cada error en semilla de aprendizaje y de vínculo.
Tu peque no necesita que todo salga perfecto, necesita sentir que, pase lo que pase, siempre hay espacio y confianza para aprender y crecer de la mano.
💬 ¿Cómo vivís en casa los errores? ¿Te cuesta acompañarlos con calma o los ves como parte del aprendizaje? Os leemos con cariño 🌻
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