🧡“Límites que son abrazos”🫂
- Mi Rincón Favorito
- 22 sept
- 3 Min. de lectura

La palabra límite suele sonar dura o fría, a veces incluso nos despierta rechazo porque la asociamos con la rigidez o el castigo. Pero desde la Disciplina Positiva, los límites no son un muro al que enfrentarse: son un abrazo que contiene, un faro que guía y una muestra de amor que da seguridad.
🌱 Por qué los niños y niñas necesitan límites
En los primeros años de vida, el cerebro infantil todavía está aprendiendo a regularse por sí mismo. La corteza prefrontal —la que organiza, planifica y anticipa consecuencias— está en construcción. Esto significa que los niños y niñas no siempre pueden frenar un impulso, esperar su turno o calcular riesgos.
Aquí es donde los límites cumplen su función: sostienen lo que todavía no está maduro, ofreciendo estructura y previsibilidad. Un límite claro transmite: “puedes explorar, pero yo estoy aquí para cuidarte y marcar hasta dónde es seguro.”
🧩 El mito de la “libertad total”
A menudo se cree que la Disciplina Positiva consiste en dejar que los niños y niñas hagan lo que quieran, sin normas ni estructura. Nada más lejos de la realidad.
La confusión nace porque hablamos de respeto, amabilidad y conexión. Y algunas personas interpretan que respetar es ceder siempre o que validar las emociones es permitir cualquier conducta.
Pero validar no significa permitirlo todo. Disciplina Positiva es equilibrio: ofrecer cariño y al mismo tiempo marcar los límites que cuidan.
👉 Sin límites, los niños y niñas se sienten inseguros, porque el mundo se vuelve caótico e impredecible, insostenible.
👉 Con límites rígidos o impuestos con dureza, se sienten anulados, desconectados o invalidados como personas.
👉 Con límites firmes y amables, se sienten cuidados y acompañados: “puedo enfadarme, puedo llorar, pero hay alguien que me sostiene y me guía.”
🧡 Amabilidad y firmeza a la vez
En Disciplina Positiva hablamos de la unión de estos dos ingredientes:
Amabilidad para reconocer lo que sienten (“entiendo que quieras seguir jugando”).
Firmeza para sostener la norma con cariño (“y ahora toca ir a dormir, mañana seguimos”).
No se trata de negociar eternamente ni de imponer con dureza. Se trata de comunicar que el límite existe, pero que no lo atraviesan solos o solas, sino acompañados.
✨ Ideas prácticas para el día a día
🔸Rutinas como límites naturales: cuando una acción se repite cada día (lavarse los dientes, guardar juguetes, preparar la mochila), deja de ser una lucha y se convierte en un hábito del que disfrutar.
🔸Ofrecer elecciones dentro del límite: “Tenemos que lavarnos los dientes, ¿quieres empezar tú o quieres que empiece yo por ti?”
🔸Nombrar la emoción y mantener el límite: “Veo que te enfada apagar la tele, es normal. Y ahora la apagamos porque es hora de cenar.”
🔸Coherencia entre personas adultas: los límites son más seguros cuando se sostienen de forma conjunta y previsible.
🔸Revisar nuestros propios límites: también es válido reconocer que a veces nos cuesta sostenerlos por cansancio, culpa o prisa. Ser consciente de ello nos ayuda a elegir mejor cómo ponerlos.
🌷 Un recordatorio para ti, que acompañas
Poner límites no significa ser fría o dura. Significa estar presente, mirar con ternura y transmitir confianza en medio de la frustración de tu peque. Claro que llegará la frustración propia, pero recuerda que los límites les ayudarán a crecer.
Los límites les enseñan que el mundo y las personas tienen bordes, pero dentro de esos bordes siempre hay amor, conexión y pertenencia.
Porque al final, un límite bien puesto es otra manera de decir: “te cuido, puedes confiar.”
💬 ¿Cómo se viven en tu casa los límites del día a día? ¿Hay alguno que cueste más? Te leemos con cariño 🌻
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